Dos autobuses, varios tuk-tuks, una plaga de cucarachas, muchas horas y…

Por fin llegamos al país con más motos que habitantes.

La verdad es que habíamos leído historietas de todo tipo sobre cruzar de Camboya a Vietnam por vía terrestre. Desde policías que te piden el pasaporte y luego te lo pierden, hasta rutas imposibles y zonas poco recomendables de transitar.

Pero nosotros, jóvenes, inocentes, aventureros y pobres, sobre todo pobres, nos decidimos ha hacer la ruta en autobús. Y no sólo eso, sino que además, escogimos una de las agencias más económicas que encontramos para contratar el viaje.

Cuando lees en numerosos blogs sobre viajes que hacer la frontera de Camboya con Vietnam vía terrestre es un poco locura… SPOILER: ¡hazles caso!

Y tú estarás pensando, bueno Iris, pero erais nuevos, novatos e ingenuos en un país en la otra punta del mundo.

Meeeeh, ¡error! Ya no éramos tan nuevos y novatos, que llevábamos más de un mes viajando por allí. Pero es lo que tiene viajar con poco presupuesto. Así que, nos aventuramos a contratar un autobús cama que nos llevaría, supuestamente, hasta Ho Chi Minh en Vietnam.

SPOILER II: Las imágenes que te enseñan en las agencias sobre los transportes en lo que viajarás, NUNCA son reales.

El autobús “cama” tenía una especie de sitios muy pequeños con una finísima colchoneta, que supuestamente eran las camas. Para colmo, nos tocó la del final del autobús, por lo que el espacio todavía se reducía más. Allí teníamos que pasar un montón de horas los dos metidos hasta llegar a Vietnam.

Nos colocamos cual Tetris para poder encajarnos en ese espacio sucio y pequeño… cuando de repente abro los ojos y veo una cucaracha del tamaño de mi cabeza a un milímetro de mi cara. (AVISO*: multiplica por 100 el tamaño de los insectos que conocías hasta el momento para obtener el tamaño que tendrá en esos países cualquier bicho).

Inmediatamente nos bajamos de la “cama” y con las linternas del móvil empezamos a mirar mejor y… ¡TERROR! ¿En qué momento se me ocurrió levantar la colchoneta? Lo que había debajo era un nido de todo tipo de insectos, cucarachas, chinches y vete a saber qué más… todavía se me ponen los pelos de punta al acordarme.

Fuimos a decírselo al conductor, el cual nos ignoró por completo, decía que no nos entendía, aunque sí lo hacía porque le enseñamos fotos de los bichos. Le pedimos si tenía algún producto o algo para matarnos ya que allí no nos podíamos meter y no nos dio ninguna respuesta.

Así que imaginaos como fue el resto del viaje… estamos hablando de unas 15 horas de viaje en total desde que salimos allí metidos. Fue HORRIBLE.

Cuando llegamos a la frontera de Camboya con Vietnam, por fin, nos bajaron de ese autobús, aunque no entendíamos nada y para variar, nadie te explica nada. A nosotros lo que nos preocupaba especialmente de estos cambios de transporte que nos hacían de vez en cuando sin avisar, era que muchas veces nuestras mochilas iban por un lado y nosotros por otro. Y que muchas otras, nos pedían los pasaportes, se iban a hacer sus cosas y al rato volvían con un montón de pasaportes y siempre temíamos por quedarnos sin ellos.

No hace falta que os cuente, el problema que puede suponer quedarte sin pasaporte en la otra punta del mundo.

Continuará…